Estas líneas las escribí especialmente
para usted
son
un texto clandestino para el sexo femenino
que es el azúcar y la sal, que es un
rosal lleno de espinos
para usted que lee estos dichos por
caprichos del destino
Estas líneas no tienen medida, durarán
lo que usted quiera
duran una vida o un instante cualquiera;
son un secreto o son un grito
son un recuerdo de lo que no se ha
escrito; y en conjunto, de alguna manera
usted les pone el punto que prefiera, o
las vuelve algo infinito
Póngales un punto y coma, en mi mesa,
sin pan ni vino
póngales un punto y aparte, un lugar
para mí en su destino
póngales un punto y seguido, nos
estaremos encontrando aquí por años
el punto es celebrar que hoy
coincidimos, siendo solamente dos extraños
A mí que no escribo, que me asusta
redactar y en público no sé leer
el punto que más me gusta es un lunar,
junto a una boca de mujer
los puntos suspensivos que dejan,
cuando se alejan, sin voltearte a ver
los puntos de cruz de una falda, los
puntos neurálgicos de una espalda
El punto para partido, el punto gradual
del olvido ó el punto de debate
el punto fino, el punto elegante
y el punto al que le sigue esa letra
consonante
los puntos clave de una gris madrugada,
los puntos que lleva una cicatriz cerrada
El punto que aparece en el horizonte,
cuando alguien se va o viene a lo lejos
el punto de vista que tienen los niños
y que tienen los viejos
el punto para pasar el examen, el punto
de ebullición de la mujer
el punto específico; y la noche, que es
el punto final del atardecer
Prefiero un punto de encuentro, un
punto de apoyo, un punto de acceso,
y en un punto ciego un reflejo y en un
punto débil un beso
por eso estas líneas no tienen punto
final, aborrezco las despedidas
prefiero que sea un punto cardinal, y
que este punto final, sea solo un punto de partida
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