Edgar González
Lunes 5 de
noviembre
Debe hacer por lo menos un mes que llevo este computo diario de mi saldo de
vida. Hace mucho que rebasé los cuarenta años de edad y no tengo nada que
hacer, no preciso el ocio sino el derecho de trabajar en lo que me guste
¿escribir? Quizá no lo hiciera mal, por lo menos la gente suele disfrutar de
mis cartas. ¿Y eso qué? Imagino una notita bibliográfica sobre “los atendibles
valores de ese novel autor que roza la cincuentena” y la mera posibilidad me
causa repugnancia. Aunque a pesar de lo anterior sigo escribiendo.
Pero, ¿cuál es
la causa de que escriba estas líneas? Si hago un recuento de mi situación
actual, puedo decir que soy rico, no tengo necesidad de un trabajo para ganarme
el sustento. Esto que para muchos sería el ideal de vida, para mí me ha creado
muchos problemas con mi noviecita actual. Tengo que decirles que ella es muy
joven, yo le duplico la edad, con eso les digo todo y es de acuerdo con mi
pensamiento que “para gato viejo ratoncita joven”. Ella tiene dos defectos: un
hermanito de escasos ocho años de edad pero que es la representación viva de
que existe el demonio. El otro defecto es su mamacita, por cierto el día del
santo de esta señora le compré una tarjeta, lo malo es que se me embrollaron
las fechas y se la entregué el día de las brujas. Les juro que yo no sabía de
esta fecha. ¡La que se armó! Y fue el escuincle baboso del hermanito el que con
alegría entre risas casi gritó: “te considera bruja mamacita”.
Miércoles 7 de
noviembre
En la vida de los hombres hay personas importantes, en mi
caso, somos tres: yo mismo, la mamita de mi noviecita y su antipático y
diabólico hermanito. Mi futura suegra, en caso de que nos lleguemos a casar,
puedo decirles que me trata como un dios, se preguntarán ¿cómo es qué me trata
como un dios? La respuesta es simple, sabe que existo pero no me puede ver. Y
en cuanto al cabrón hermanito, éste está pendiente de lo que hacemos o
platicamos mi novia y yo en la sala de la casa familiar. Cuando la emoción nos
embarga e intento besarla, de inmediato sale este engendro del mal de donde
menos se espera y grita como desaforado: “mamá el señor esta mordiendo a mi
hermana”.
Este miércoles
al llegar a la casa de mi amada lo primero que hice fue “ponerme a mano” con mi
cuñadito, pero no obstante el soborno de todos modos hizo escándalo y la
“mamita” me dijo hasta de lo que me iba a morir. Mientras recibía la filípica
al ver a la señora, me vino la idea de
una foca: gorda, con bigotes y que ladra, la diferencia es que la foca
vive en el mar. Querido diario ya no sigo escribiendo pues estoy bien encabronado.
Domingo 11 de
noviembre
¡Ya salió el peine! Al papá de mi novia lo acaban de elegir
diputado plurinominal por el partido triunfante: Partido Revolucionario
Institucional (PRI) y ya que mi noviecita está de muy buen ver (y de mejor
tocar) quieren para ella al hijín de
un político de alcurnia que además nada en dinero y en magnificas relaciones
políticas.
Yo, a pesar de
mi dinero, sólo soy un vago sin oficio aunque con beneficio. Pero, esto no
basta. Cuando mi suegrita me preguntó a que me dedicaba y al contestar “para mí
la literatura es mi segundo amor después de su hija, escribo cuentos y ya tengo
una novela”. La vieja insistió: “¿y eso deja dinero?” Y contesté que aún no me
había hecho justicia la vida, pero que dado mi talento sería un futuro Gabriel
García Márquez.
Lo malo es que
el anterior diálogo fue a la hora de la comida alrededor de una mesa donde
estaban muchas personalidades sobre todo de la política. Un vergonzoso silencio
fue la respuesta a mis palabras. No duró mucho y todos los comensales se
pusieron a platicar de sus cosas y yo como animalejo raro pasé desapercibido. Por
cierto ahí estaba el pretendiente de mi novia a la que le dirigía tiernas
miradas, lo malo para mí, es que ella le correspondía.
Domingo 18 de
noviembre
Ha pasado una semana desde mi última visita a mi querido
diario, una semana espantosa. Yo pensé que al amor todo lo vence y terco seguí de
una manera educada cortejando a mi
novia, a pesar de que su mamá me sugirió que tomáramos un break, y mi cuñadito, ese engendró del mal, me dijo “te van a
madrear si sigues molestando a mi hermana”.
Pequeño brujo,
cuánta razón tuvo, al día siguiente al salir de la casa de mi novia, en la
calle me estaban esperando tres guaruras del futuro suegro de mi novia y sin
decir agua va me han acomodado una santa
madriza que a pesar de que ya pasó una semana aún no me repongo. Lo triste
del caso, es que mientras me golpeaban, el íncubo, convertido en niño de ocho
años, aplaudía y daba gritos de alegría, y alcancé ver en la ventana de la casa, muerta de risa,
a la mamá del engendrito.
Lunes 19 de
noviembre
Nosotros tres, mi ex suegra, su diabólico hijito y yo
hemos tenido una relación de odio, la ventaja es que gracias a ellos yo volví a
creer en el infierno. Mi suegra me había dicho que era mejor partido el diablo
que yo, estuve tentado a contestarle “que el incesto está prohibido”. Y
hablando de diablos, mi noviecita me hizo el favor de coronarme con una
cornamenta propia de un alce.
Como verás mi
querido diario este sainete tuvo un final feliz, ¡imagínate qué nos hubiéramos
casado! Es probable que considerara entonces el asesinato como una de las
bellas artes y hubiera desembarazado al mundo de una vieja bruja y a su
engendro de hijito.
Cuando vas rumbo a la
cincuentena y las chavas ni te pelan te conviertes en filósofo. Por fortuna
tengo un adorable perro labrador llamado Sam que escucha pacientemente mis
disertaciones filosóficas y ya dejo de escribir porque Sam está inquieto y quiere ir a pasear.
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