lunes, 30 de septiembre de 2013

Ciénaga


Victor Alfonzo 


“Pues necesitaba un sitio de amor y
lo encontré (Eres tu Verónica Violeta),
desperté y aun estabas
recostada sobre un lecho de rosas”

Victor Alfonzo.-†


Ciénaga 




Escribí un portal de demencia en lo inaudito de mi desquiciada soledad, plasme en mi escritorio los versos que destilabas en la luz. Sonríe la muerte que quiere vivir, y bebe de luto el viento porque ya no estás…
Las calles por las que vagaba fueron mares de ríos, causes que llevaban penas enfiladas al olvido, planeados encuentros casuales que ya no nos daremos en Acatlipa, destellos que no saldrán a tocar la puerta de la esperanzada vida. Risas/versiones sinfónicas afligidas de la calcomanía estampada en el carro, pues al despertar de un prolongado letargo en tus brazos, he consentido la nueva canción que viste mi piel en tu ausencia, parece un réquiem, una sombría canción fúnebre de lo alunado, lloro tu muerte, porque no puedo traerte a la vida, sufro en conciencia a mar abierto:
Aún soy esclavo de tus besos crema/miel, soy destino esperando abandono, soy papel duchado del último beso que habito en tu aliento, soy un hotel sin arrendamiento alguno, un hotel despoblado, pues te llevaste todo alquiler e inquilino, que hacía que esta silenciosa morfología estallara en verso carmesí. Aun sigo colmado de imágenes previas a mi lecho de sueño eterno, pues el otoño vestía tu piel cuando ibas volando con los ojos cerrados, las palmas de tus manos hacían caer hojas invernales, dejabas al aire libre tus pies para plagiar a una estrella fugaz. La primavera que cargaste con viento de verano fue la despedida con palabras de amor. En silencio, en silencio, en silencio, la única escafandra, era de artilugio descansado sobre un café-concierto a la tres de la mañana, con esos ojos lucidos y rojos, pues en ellos estaba el motor de vida para caer en pena y ejecutar al miasma.
Tres de la mañana, tres noches continuas, mil silencios arropados calor. Pues ni la destrucción van hacerme retroceder, aun camino por el apacible barro, endulce barrizal que asemeja raíces que nacen de mis pies, charco pantanoso que me une a Violeta… Camino por la Ciénaga que me hace crecer, para unirme en un delicado desvanecimiento con ella.


In Memoriam
Verónica Violeta


Nota de autor: Verso extraído del librillo “Tres noches por ciénaga” – “Un cantico para Violeta”.

“Y aun cuando del cielo caigan bombas, el cielo torne rojo, nuestros deseos de vivir son mayores, entre pausas y desastres, el amor es lo que nos acompaña”


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