Es tanto el sabor en mis labios, a tabaco y nicotina, tan
desgastado está mi cuerpo. Es tanto lo que siento y lo que digo, tan usadas
están todas estas palabras. Ya no quiero saber más de nadie, ni siquiera de mí,
ni siquiera de ti. Ya no quiero tener nada con nadie ni siquiera conmigo, y
mucho menos contigo. Lo único que pido es una razón para seguir muriendo, o
seguir viviendo, lo único que pido es imaginación para seguir sintiendo, o para
dejar de sentir.
Es probable que tú me digas qué hacer, es probable que tú
me digas que contar, pero también puede que no sepas nada, puede que falles
esta vez y no sepas que decir; tu mujer de tantas palabras, tanto que decir y
no saber decirlo, no saber a quién dirigirle estos sinónimos y antónimos, no
saber qué hacer con tanto que hablar, todo un diccionario a punto de
explotar. Me gustaría que pudieras leerlo sabiendo que esto es para ti, me
gustaría gritártelo al oído para guardarlo como un suave secreto, y que nadie
más sepa de mis costumbres y manías, tus errores y tus compañías.
Escribir en las noches no es tan malo, escucho el ladrido
de los perros, un refrigerador viejo haciendo ruido, la computadora trabajando
con éste sonido que no puedo escuchar nada, y entre tanto sonido puedo pensar,
puedo pensar en ti, puedo pensar que no te amo, ni siquiera te quiero, pero
puedo pensar también que soy un idiota, pues a pesar de mi indiferencia
emocional, sé que eres lo que siempre he necesitado, y aunque sea una
persona precavida, nunca me percaté de lo que en ti puedo encontrar.
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