martes, 1 de octubre de 2013

El diario del despertar

Luis Miguel Samano Ortíz 


Hoy cuando mis sueños alimentaban la hoguera de la imaginación y daban rienda suelta a mi subconsciente, sonó en la lejanía una música que podía reconocer, era la música para levantarme a mi realidad, dar vueltas como loco desquiciado de un lado a otro de la ciudad o simplemente encarar la cruel realidad que se vive a diario
Me levanto de mi cama, y busco entre la cocina, mi taza de café favorita, para dar vida a mi cuerpo. La cafetera hace el típico ruido del vapor que surge de su centro y lo eleva al café; para que pueda tener su nacimiento liquido. Un poco para acelerar el cuerpo, poner en sintonía mi cerebro a las cosas que diario hacen mover esta ciudad. Lo sirvo y como de costumbre sin azúcar para sentir su amargura.
Prendo la radio para poder comenzar a poner en sintonía con el mundo exterior que cada día está más loco; más fuera de quicio que de costumbre, los puedo escuchar: muerte, sangre y violencia por doquier, lo único que hoy en día saben dar son malas noticias; buenas noticias son las que hacen falta… Con ganas de no oír más el mundo exterior prendo la computadora y dejo que el ruido hipnótico del ventilador haga el trabajo de hacer poco a poco, menos pesado el movimiento de las ondas que viajan a través del aire para llenarme de miedo y sangre.
Me acerco a la ventana para dejar entrar la luz de un sol trémulo que comienza su lánguido camino, la vida toma su ritmo tan habitual; lleno de caos así comienza el día. La gente comienza a caminar por las calles y llenas de preocupación: recorren la existencia.
Tomo un sorbo de la realidad y veo que el tiempo es tan relativo que ya es hora de continuar el día, apago la computadora y así estas palabras son guardadas en la memoria de un cuerpo que solo recuerda acciones y no rostros. Tomo un baño a la velocidad que jamás conocí, el agua apenas si la sentí, tomo mis ropas; me cambio y preparado para salir tomo mi celular, mi cartera y unos cigarros abandonados en el fondo de un cajón. Y antes de salir de la casa me pongo los audífonos de mi celular y al poner play en el reproductor, una mítica canción surge de entre los circuitos dándome el impulso que necesito para continuar caminando por esta ciudad: WELCOME TO THE JUNGLE!!!!! Así comienza la vida en esta ciudad, bienvenido a esta realidad.

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