Stephany Ayala
Hoy perdí mi fe.
No sé dónde la dejé
ni a dónde ha ido.
Tal vez se quedó pasmada, llorando,
luego de verte partir sin mirar atrás
Y es curioso, porque apenas ayer creía en Dios
porque le veía en tus ojos serenos
y lo sentía en lo cálido de tu piel
rozando por error contra la mía.
Hoy perdí mi fe
no sé dónde se me ha caído
pues apenas ayer, estoy segura,
la llevaba encima.
Puede ser que se cayera
luego de ver pasar a aquel mendigo
descalzo y sucio, en pleno frío.
Y no me extraña, pues estoy segura
que él tampoco creía ya en Dios.
Hoy perdí mi fe
ignoro si podré recuperarla,
más no la echo de menos
ahora es más ligera la carga
y más solitario el camino.
Hoy perdí mi fe,
pero tal vez mañana la encuentre
¿quién sabe?
Puede que por la mañana
o cuando el sol se ponga
vea entre las crepusculares luces
un atisbo de lo que sea Dios.
No sé dónde la dejé
ni a dónde ha ido.
Tal vez se quedó pasmada, llorando,
luego de verte partir sin mirar atrás
Y es curioso, porque apenas ayer creía en Dios
porque le veía en tus ojos serenos
y lo sentía en lo cálido de tu piel
rozando por error contra la mía.
Hoy perdí mi fe
no sé dónde se me ha caído
pues apenas ayer, estoy segura,
la llevaba encima.
Puede ser que se cayera
luego de ver pasar a aquel mendigo
descalzo y sucio, en pleno frío.
Y no me extraña, pues estoy segura
que él tampoco creía ya en Dios.
Hoy perdí mi fe
ignoro si podré recuperarla,
más no la echo de menos
ahora es más ligera la carga
y más solitario el camino.
Hoy perdí mi fe,
pero tal vez mañana la encuentre
¿quién sabe?
Puede que por la mañana
o cuando el sol se ponga
vea entre las crepusculares luces
un atisbo de lo que sea Dios.
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